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Un Mundial para creérselo

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Las jugadoras de la selección, en un entrenameinto en Deauville – Mundial de Francia

España viaja a Francia para demostrar el crecimiento imparable del fútbol nacional

Hace casi una década este periódico habló con varias futbolistas que defendían con uñas, barro y sudor su espacio en los terrenos de juego. Dueñas de goles invisibles que se aferraban a su pasión por encima de insultos y barreras. Hoy, las protagonistas piden, por favor, que hablemos con los jefes de prensa de sus equipos para concertar la entrevista. Cuánto hemos cambiado.

España disputa su segundo Mundial, en Francia, envuelta en una ola imparable que comienza en las jugadoras y termina en la sociedad, consciente de que esto es fútbol, sin apellidos, con interés creciente por aficionarse, llenar estadios, subir audiencias. El torneo (desde hoy hasta el 7 de julio) se emite en 135 países, más de mil millones de espectadores potenciales. El foco donde la selección que dirige Jorge Vilda quiere reivindicar que el crecimiento en casa es una realidad que repercute en calidad, buena imagen y resultados.

«Hay un grupo comprometido que debe tener como objetivo superar la fase de grupos. Por todo lo que se ha evolucionado en este tiempo y las expectativas que han creado, es la meta y casi la obligación», comenta Laura del Río, ex del Levante, Sabadell, Bristol, FFC Frankfurt o Washington Spirit, entre otros. «Superar lo que se hizo en el Mundial de 2015 es imprescindible -solo se sumó un empate con Costa Rica-. Deberíamos pasar la fase de grupos. Hay que quedar segundos y esperar a los cruces, que serán difíciles todos. Pero superar esa primera fase es posible, viable y casi lo mínimo», añade Ana Romero «Willy», en el Betis ahora después de pasar por Espanyol, Barcelona, Valencia o Ajax.

No obstante, saben lo que ha costado llegar hasta aquí, por lo que no quieren que ese «boom» que se vive en España distorsione la realidad más allá de las fronteras. El Barcelona ha jugado una final de la Champions League, pero las diferencias siguen siendo grandes. «Alemania, Francia o Noruega incluso nos llevan años de ventaja en la gestión del deporte, los recursos y en el desarrollo de sus jugadoras. Tienen un juego muy físico y eso no lo podemos olvidar. Estamos en el mejor momento del fútbol femenino español, pero hay que seguir trabajando para que la brecha se reduzca», analiza Del Río. «Otras ligas nos llevan años de ventaja, están más organizadas, cuentan con más experiencia y apoyo. Pero es cuestión de tiempo y ahora en España vamos rápido», incide Vero Boquete, Leyenda de la FIFA en activo.

Miran al futuro con esa esperanza que da el saber que han alcanzado metas, más despacio de lo que les hubiera gustado, pero ahí están. Echan la vista atrás y sonríen ante lo vivido. «El cambio ha sido tremendo. Éramos una selección amateur», recuerda Del Río. «Yo tenía 17 años cuando me convocaron. La ropa que teníamos era de los chicos, que nos la dejaban. Nos entrenábamos en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid. Y no creo que haya ninguna jugadora joven que sepa lo que es jugar en un campo de tierra», rememora «Willy». «Hemos pasado todas las etapas: jugar con niños, en campos de tierra, con balones mikasa, los viajes interminables en autobús… Ahora las condiciones son infinitamente mejores. Los recursos se ponen a disposición de las mujeres», sigue Boquete.

Una cadena continua

Se alegran, con cierta envidia sana, de que sus compañeras disfruten de regalos de coches o asientos personalizados. «Son solo detalles -apuntilla Del Río- que significan visibilidad, repercusión, que interesamos a los patrocinadores, que nos hemos ganado el reconocimiento». «Qué alegría por ellas. Me acuerdo de referentes que jugaron en peores condiciones y que no pudieron disfrutar de este último tramo que yo sí he vivido. Estoy muy agradecida porque no pensaba que podría vivir del fútbol», comenta «Willy». «Me siento orgullosa de formar parte del cambio, pero solo recogí el testigo e hice la parte que me tocaba en el momento en el que estábamos. Hay que seguir peleando», avisa Boquete. «Sí, esto es una cadena y lo que queremos todas es que no se rompa», señala Del Río.

Sobre todo, que no se vaya atrás, aunque la ola parezca imparable. «Veo con mucha ilusión que las niñas tienen clubes en los que formarse desde pequeñas. Yo empecé con chicos y solo recibía insultos», apuntilla «Willy», fichada por Gol para comentar este Mundial del despegue y la reivindicación. «El papel ya no es solo jugar: comentamos, entrenamos, nos involucramos en la base. Estamos cambiando la imagen de la mujer en el fútbol», finaliza.

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