Opinión

Rivera sigue polarizando

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La estrategia del líder de Ciudadanos de girar a la derecha para arrebatar el liderazgo al PP tiene el riesgo de enrocarle con Vox

La posición que sostuvo ayer Albert Rivera en la reunión con el presidente en funciones, Pedro Sánchez, confirma que Ciudadanos mantendrá la polarización como estrategia en su batalla particular por el liderazgo de la derecha en España. El partido que nació para combatir el independentismo en Cataluña, y que buscó ocupar el centro del espectro político a través de la socialdemocracia y luego del liberalismo para facilitar la gobernabilidad de España con un programa de reformas, ha cambiado de registro y lo subordina todo a una descarnada y abierta pugna por ocupar el lugar que hasta ahora ha sido el del PP. Cualquier fuerza es dueña de fijar sus prioridades, pero el énfasis con que Rivera volvió a exigir a Sánchez la inmediata aplicación del artículo 155 en Cataluña —prevista para situaciones excepcionales, no permanentes—, más que mostrar firmeza en la defensa del actual margen legal ante el embate secesionista, revela el afán de mantener viva la polarización en las citas electorales del 26 de mayo.

La Moncloa volvió a insistir ayer en que las reuniones programadas por Sánchez no pretenden otra cosa que recuperar el diálogo entre las distintas fuerzas y normalizar las relaciones institucionales, y que nada tienen que ver con la ronda de consultas que mantendrá en su momento el Rey para facilitar la formación del nuevo Gobierno. Rivera quiso aprovechar el encuentro para volver a escenificar esa gruesa línea roja que trazó antes de que se iniciara la campaña de las generales: que nunca pactaría con el actual líder de los socialistas, fueran cuales fueran los resultados. “Nosotros no estamos para corregir lo incorregible, que es Pedro Sánchez”, dijo ayer, abundando en las múltiples descalificaciones de las que el día anterior se había servido la segunda de Ciudadanos, Inés Arrimadas, para perseverar en el enfrentamiento.

La estrategia de Rivera de girar a la derecha para arrebatarle el liderazgo al PP tiene el riesgo de enrocarle con Vox, un partido del que los populares, por el contrario, han empezado a alejarse. No es extraño que los sectores más progresistas de Ciudadanos se sientan incómodos, aunque los buenos resultados cosechados el 28-A —de 32 a 57 diputados, mientras el PP se precipitaba desde 137 a 66— hayan fulminado cualquier crítica interna. La polarización parece haberle funcionado, de modo que aquella vocación centrista de la formación ha pasado a la historia. En ese sentido, la propuesta que Rivera hizo ayer a Sánchez de negociar cuatro pactos de Estado —sobre educación, despoblación, inmigración y seguridad y lucha contra el terrorismo— tiene algo de cortina de humo frente a su directriz primordial: ocupar el lugar de un PP que considera en “descomposición”.

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