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Los dirigentes del PP dicen en voz alta, ¡sin complejos!, como quien reza una jaculatoria para sacudirse el sentimiento de culpa

Pepa Bueno

El candidato del PP, que hoy será investido presidente de la Junta de Andalucía, estableció ayer las reglas con las que la derecha española se dispone a recuperar poder en ayuntamientos y comunidades autónomas, y quizás también en el Gobierno de España: sin complejos, sin prejuicios y sin cordones sanitarios.

Empieza a resultar llamativa la frecuencia con la que la nueva hornada del PP utiliza la expresión “sin complejos”. Quizás Juan Manuel Moreno Bonilla, un hombre moderado, quería simplemente congraciarse con Pablo Casado por haber apostado en su día por Soraya Saénz de Santamaría. Pero, quizás, esta insistencia en los complejos se deba a que, efectivamente, les acompleja pactar con quienes pretenden poner, en el mismo nivel de protección, la caza y las víctimas de la violencia de género. Y se dicen en voz alta, ¡sin complejos!, como quien reza una jaculatoria para sacudirse el sentimiento de culpa. Sea como sea, un asunto de diván o de principios, el caso es que los pactos con Vox han quedado definitivamente bendecidos por los populares. Y por si quedaba alguna duda, esa insistencia machacona en la Consejería de Familia, como si además de la bandera y el himno de España, la familia fuera suya también o un invento de la FAES. No había más que ver ayer, en el Parlamento andaluz, el entusiasmo de la extrema derecha y la cara circunspecta del elenco de Ciudadanos.

Sin complejos y sin cordones sanitarios, dijo Moreno Bonilla, horas después de que su portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat, hubiera acusado a Pedro Sánchez de pactar “¡con los comunistas!”. Así que, hemos de entender, que levantan el cordón sanitario solamente para la extrema derecha. Aunque para completar la reconquista del poder no les basta Vox, necesitan también a Ciudadanos, convertido ya en el único elemento de moderación del trío. Se juega mucho Ciudadanos, y se juega mucho España, en cómo resuelva Albert Rivera la tentación de crear un frente de derechas que arrase con buena parte de los consensos democráticos.

Enfrente tienen una amalgama compleja de derechas e izquierdas nacionalistas periféricas y un PSOE y un Podemos que un día pactan y dos rompen.

Pero ojo que en la calle, como recordatorio de la España de 2019, miles de mujeres dijeron ayer: “Ni un paso atrás”. Y esa es una oposición mucho más unida y tenaz.

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