Opinión

Acuerdo para la normalidad

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Una Mesa del Congreso abierta a diferentes mayorías evitaría los abusos

El partido socialista y Unidas Podemos han alcanzado un acuerdo sobre la composición de la Mesa del Congreso que, salvo contratiempos de última hora, se materializaría el próximo 21 de mayo, fecha de constitución de las Cámaras. El pacto deja abierta para los socialistas la posibilidad de lograr mayorías tanto hacia la izquierda, con Unidas Podemos, como hacia la derecha, con el Partido Popular o Ciudadanos. Además del reparto efectivo de la Mesa, importa el hecho de que el pacto no alcanza a Vox ni a los independentistas, puesto que afianza un espacio político deliberadamente alejado del ultranacionalismo. Corresponderá, por tanto, a las cuatro fuerzas con mayor presencia en el Congreso decidir la manera de gestionar su órgano de dirección, facilitando los debates y la tramitación de las leyes o enrocándose en la estrategia de las líneas rojas, aunque sea a efectos testimoniales.

El acuerdo entre el grupo socialista y el de Unidas Podemos ha puesto especial cuidado en impedir que se reproduzcan situaciones como la de la anterior legislatura, durante la que el Partido Popular y Ciudadanos abusaron de su mayoría en la Mesa para entorpecer la acción de gobierno por la vía de impedir el debate y la tramitación de las iniciativas legislativas. En este sentido, cualquier reproche al acuerdo por parte de estos dos partidos quedaría bajo la sombra de las malas prácticas que introdujeron en la dirección del Congreso desde que prosperó la moción de censura contra Mariano Rajoy, al tiempo que vendría limitada por el hecho de que la representatividad exigida por el Reglamento ha sido respetada. La prima que podría haber obtenido Unidas Podemos es a costa del partido socialista, no del Partido Popular y Ciudadanos.

Otra de las virtudes del acuerdo reside en evitar que los partidos contraigan hipotecas políticas a menos de una semana de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, y con el horizonte inmediato de conformar una mayoría parlamentaria para respaldar un programa de gobierno e investir a un candidato a la presidencia. La composición acordada para la Mesa desmiente la acusación de que el partido socialista cedería ante los independentistas desde el primer acto parlamentario, obligando a reconsiderar una forma de hacer política que ha consistido en elevar especulaciones interesadas a la categoría de hechos incontrovertibles. Con una Mesa abierta a unas u otras mayorías como la que, de aprobarse finalmente, prevé el acuerdo entre el partido socialista y Unidas Podemos, los cuatro principales grupos parlamentarios quedarían confrontados a sus propias responsabilidades en la legislatura que comienza.

La composición del próximo Parlamento conllevará, sin duda, dificultades políticas para articular mayorías, pero en ningún caso obstáculos insalvables para restaurar la normalidad institucional. Los equilibrios posibles y alternativos en el interior de la Mesa propuesta en el acuerdo alcanzado por el partido socialista y Unidas Podemos demuestran, por el contrario, que siguen existiendo fórmulas para alcanzarla. Un objetivo que también compromete al Partido Popular y Ciudadanos.

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